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Debemos dar ejemplo.

Debemos dar ejemplo.

Interesante reflexión sobre el comportamiento de los padres en las pistas de squash...

Artículos recientes han puesto de manifiesto los niveles de mala conducta en la pista durante algunos de los principales torneos juveniles y los incidentes que involucran a los padres. Muchos de ellos gritan a sus hijos, buscan un trato preferencial e intentan influir en las decisiones de los árbitros, sobretodo los más noveles.

Susan Matthew desde su amplia experiencia relata lo siguiente :


"Tener un niño que disfruta del squash es suficiente para querer competir lo que puede proporcionar una serie de desconocidas experiencias para un padre. Recuerdo los primeros torneos de Nick a la edad de seis años y la sonrisa en su cara cuando salía de la pista tras haber jugado su partido. Es algo que nunca se olvida. Pero más impactante es ver como su oponente, cuatro años mayor que él, veía que un niño tan pequeño podía golpear la bola y jugar a este deporte apropiadamente. Lógicamente perdió 3-0. Fue a partir del cuarto torneo cuando ganó algún partido, pero eso no tenía importancia, para él se trataba de divertirse jugando al squash con los chicos grandes. Actualmente es un poco diferente. La actitud sigue siendo importante y puede ser impredecible. El rendimiento también importa y también puede ser impredecible. El esfuerzo y la concentración es lo que más importa. Por último los resultados importan y es éste el más difícil de hacer entender a los niños. Existe una delgada línea roja entre usar los entrenamientos/torneos como una herramienta de desarrollo y la aceptación de que el objetivo de la competencia es tratar de ganar. Los padres y entrenadores deben buscar el complicado equilibrio.


Lo primero es lo primero : los niños juegan a squash porque ellos quieren, compiten porque quieren. Hay momentos en los que pierden el entusiasmo, se les da descanso y lo recuperan con ansias renovadas. Son demasiado pequeños para sentir la obligación de jugar pero deben comprender que los padres invertimos tiempo, esfuerzo y dinero lo cual deben valorar. Esperamos una actitud positiva y deportiva de él en la pista en todo momento. Esperamos que él siempre se esfuerce en los días buenos y malos. Esa es su parte del trato y si lo cumple no debemos tener más expectativas, lo que tenga que pasar pasará. Tener la expresión equivocada en nuestra cara mientras juega puede significar la diferencia entre una raqueta que golpea en el suelo con ira (y la consiguiente pérdida de la concentración) o un empujón extra de esfuerzo y enfoque renovado.


El comportamiento de los jugadores es responsabilidad nuestra, ellos actúan a imagen y semejanza nuestra en la mayoría de los casos. También es importante no entorpecer la labor del entrenador.


Criar a un jugador de squash esta lleno de dificultades. Por supuesto, es un orgullo cuando están jugando bien y haciendo todo lo que su entrenador les ha dicho que hagan pero todos pasan por etapas en las que pierden la confianza o tienen una mala racha y estos períodos pueden ser un reto para todos los involucrados. Lo principal es tratar de mantenerlos enfocados en lo que realmente importa,  concentración, trabajo duro y jugar tan bien como se pueda en ese momento. No importa el último punto o el siguiente, este punto es donde se encuentra ahora. Es muy frustrante ver como tu hijo juega por debajo de su nivel y ser incapaz de ayudarlo. Pese a todo hay que mantener un rictus positivo y evitar transmitir emociones negativas que perpetúen este periodo. He pasado por períodos en los que he evitado ir a los torneos porque sé que mi propia ansiedad y la frustración no se ocultan fácilmente. Creo que esto es lo mejor para todos.


El squash es un deporte maravilloso y hemos conocido a tanta gente, hecho muchos amigo y pasado tantas experiencias brillantes que no me arrepiento del tiempo dedicado.


Nuestros hijos podrían estar sentados en casa, mirando la televisión o jugando al ordenador o la Playstation. Prefiero que esté jugando a squash. Nos perdemos alguns fines de semana soleados pero creo que globalmente salimos victoriosos. Eso sí, en el momento que el niño no lo haga por él y juegue para contentarnos a nosotros será el día en que le guiaremos a que renuncie, por mucho dolor que pueda causarnos. Para conseguir esto, es de gran ayuda que intercalemos periodos de descanso en su formación."

Escrito el  10 Ago 2016 13:55 en Artículos Interesantes (Columna de Chimo,...)  -  Enlace permanente

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