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Síndrome del Burnout.

Todo se inicia con los beneficios psicológicos y fisiológicos que el ejercicio, de manera moderada, ofrece: ayuda al sistema circulatorio, al sistema respiratorio, a fortalecer el sistema inmunológico, se genera una actitud positiva ante la vida, reducción del estrés… es decir, hay una larga lista de los beneficios que el deporte nos brinda. En cambio, si el ejercicio se efectúa de manera excesiva, al grado de convertirse en una obsesión, los efectos benéficos se revierten al punto de poner en riesgo la salud y la vida del atleta.

No olvidemos que los resultados fisiológicos y psicológicos del deporte, tienen que ver tanto con la escasez, como con el exceso de la actividad física.


Al analizar el término del burnout, aparecen otros relacionados con el tema, como lo son la sobreexigencia, el estancamiento y el sobreentrenamiento. Estos tres forman parte del Síndrome de estrés negativo, el cual, si no es tratado a tiempo, detona en el ya mencionado síndrome del burnout.


La diferencia entre ellos, es que el primero en aparecer es la sobreexigencia. La sobreexigencia es una especie de sobreentrenamiento a corto plazo y es parte del entrenamiento normal. Es un sinónimo de sobrecarga y resistencia progresiva. Pero si se extiende a períodos largos de tiempo y de mayor intensidad, entonces aparecerá el Síndrome de estrés por Sobreentrenamiento (SSE). El SSE es una conducta de dificultad adaptativa que puede conducir al estancamiento de la actividad deportiva y, paso seguido, al burnout.


El Burnout comenzó a ser estudiado en la década de los sesentas, relacionándolo con el estrés crónico en el trabajo.Por lo que se usó para referirse a una patología severa relacionada con el ámbito laboral y el estilo de vida que se lleva. Pasó luego a observarse en el deporte profesional, y últimamente en el deporte juvenil. Entre los pioneros de la investigación en el deporte está Fender (1989), quien propuso definir el Burnout en el deporte como "una reacción a los estresores de la competencia deportiva, que se caracteriza por agotamiento emocional, actitud impersonal hacia los sujetos de su entorno deportivo y disminución del rendimiento deportivo".


El burnout afecta en distintos grados, a deportistas de todo nivel y en cualquier disciplina. Es un estado en el cual un atleta padece de tres síntomas: en primer lugar un estado de agotamiento emocional y físico que siente como desbordante (prolongado período de cansancio), seguido por un distanciamiento y dureza emocional hacia las personas que le rodean en su entorno deportivo (por ser los que provocan, en parte, su estado de malestar) y, finalmente, el sentimiento de escasa realización personal y deportiva (profunda insatisfacción por la disminución en el rendimiento) que le aboca a la frustración más profunda (falta de motivación y apatía). Muy frecuentemente termina con el abandono temporal o definitivo de la actividad deportiva, a una edad en la cual todavía se pueden alcanzar resultados importantes.


El síndrome del burnout no es una enfermedad nueva, así como tampoco lo son sus síntomas, solamente que ahora se le ha puesto nombre. También se le conoce como "estar quemado”.Cualquier tipo de persona es susceptible a contraer este síndrome: amas de casa, oficinistas, gente que está en paro y… atletas de alto rendimiento.

Ahora bien, en el ámbito deportivo es un problema de carácter psicológico que puede incidir muy negativamente en los atletas que desarrollen su práctica con cierto nivel de intensidad competitiva, como lo es a nivel profesional y de alto rendimiento.

Si no se controla, puede llegar a estados preocupantes de ansiedad y depresión, además de otros problemas físicos.

¿No se supondría que el atleta, a partir del ejercicio físico y la disciplina a la que está acostumbrado, tendría la capacidad para poder evitar sufrir un síndrome de este tipo?


Muchas personas piensan que los deportistas de alto rendimiento son personas que han sido privilegiadas de buena salud, buen físico, fama, y en ocasiones, con mucho dinero, en el caso de los que llegan a firmar contratos. Las personas tienden a ver lo bueno del deporte de alto rendimiento, dejando de lado las posibles consecuencias negativas que tiene. Se tiene que convivir muy cerca con un atleta de alto rendimiento para poder entenderlo.


El mundo del deporte encierra todo una serie de situaciones sumamente estresantes que llevan al deportista en muchas ocasiones, al borde del colapso. Al grado de que, si el atleta no está preparado para vivir cambios bruscos en el modo en el que vive, puede llegar a caer en problemas de drogadicción o acabar su vida en el suicidio. Tal vez éstos sean casos extremos, pero los casos de depresión originados por un burnout, son mucho más comunes de lo que se cree.


Dentro de este mundo, cabe destacar, que una de las causas por las que el deportista tiene mayor predisposición a sufrir de burnout, es que reúne las dos características más importantes que son: el idealismo y el entusiasmo por su profesión que es el deporte. Esto se debe a que el burnout suele aparecer en los trabajos voluntarios, vocacionales, más no siempre en los obligatorios. Muchas veces, eso significa idealizar la profesión (en este caso, la del deportista), y cuando no se llega a las expectativas creadas, es cuando pueden venir los problemas.


Todo radica cuando no hay solución posible, ya que las expectativas o metas, a veces son difíciles o imposibles de alcanzar. Un ejemplo es cuando el atleta se llega a obsesionar con ganar una competencia y el objetivo no se logra. Otro ejemplo sería cuando un atleta que ha sido campeón, no pasa el control antidoping, su imagen queda dañada y el atleta experimenta un profundo desequilibrio emocional.


…no sólo los atletas profesionales sufren de este síndrome…


Debemos tener presente que el burnout aparece en cualquier deportista que practique su deporte con una cierta intensidad competitiva, por lo tanto, no será el grado de profesionalismo en el mismo, el que determine la presencia o ausencia del síndrome, sino las circunstancias deportivas, posibles generadoras de estrés, que le rodeen en su práctica deportiva habitual: intensidad de la competición independientemente del nivel deportivo; percepción de presiones estresantes en el contexto deportivo; actitudes propias, de el entrenador y/o familiares, en relación al deporte; cantidad e intensidad de las competencias deportivas que realiza; etc.


Entre las anteriores variables es importante señalar el papel relevante que el entrenador puede desempeñar en la aparición del síndrome. De hecho, los entrenadores autócratas pueden generar en el deportista una tendencia al abandono o incluso, un abandono real del deporte.


Este síndrome es en la actualidad, el mayor problema que tienen que afrontar muchos deportistas de alto rendimiento y sus entrenadores, pues se presenta como el Síntoma de "algo” que está viviendo el deportista y que no está logrando lidiar con ello. Por lo que vale la pena echarle un ojo a los cambios fisiológicos que el síndrome genera en el deportista: un incremento en las infecciones respiratorias, la frecuencia cardiaca y la presión arterial aumentan aún estando en reposo, aumenta el dolor y la fatiga crónica muscular, hay disminución en el peso corporal, así como también disminuyen el poder aeróbico, el glucógeno muscular, la libido y el apetito.


Psicológicamente experimenta trastornos del sueño, irritabilidad, depresión, pérdida de la autoestima, estrés y cambios negativos en las relaciones interpersonales (falta de sensibilidad, aparición de la apatía, aplanamiento afectivo). Es un "fuego interno” que consume la motivación. Por lo que hay buenas razones para reconocer que la actividad deportiva presenta enormes exigencias en los procesos cognitivos del deportista y en algunas ocasiones, hace que aparezca una serie de pensamientos negativos o irracionales que desencadenan emociones tan intensas que pueden alterar considerablemente la conducta del deportistay dejar a un lado los objetivos previstos para la competencia.


Esto se refiere a que estos síntomas vienen acompañados además, por los llamados pensamientos irracionales, que son factores que generan entre los deportistas consecuencias aún más negativas para su desempeño.


Los pensamientos irracionales tienen que ver con creencias irracionales que interfieren con el potencial deportivo de los atletas. Estas creencias son:

1) "Debo ser perfecto en mi deporte, si no lo llego a lograr, querrá decir que soy un incompetente”

2) "Debo hacerlo todo bien para ganar la aprobación y admiración de los demás”

3) "Todos deben tratarme siempre con respeto y justicia”

4) "Las situaciones que enfrento a diario no deben de salirse nunca de mi control”

5) "Debo hacerlo bien por que si no, ¿qué dirán?”

6) "¿Qué me dirá mi entrenador y mi familia si pierdo?”.


Estas creencias generales irracionales pueden interferir en que los deportistas alcancen su potencial y pueden afectar el desempeño, así como también, atentar en forma seria contra los posibles logros. Este tipo de creencias puede hacer que los deportistas se distraigan emocionalmente y que su desempeño sea pobre, es decir, obstaculizan y limitan su rendimiento.


"No quiero estar aquí”


En el año 2006 Whitney Myers ganó múltiples competencias de natación universitaria en Estados Unidos y fue seleccionada nacional para representar a su país en competencias internacionales. A inicios de la temporada 2007 sus tiempos en práctica y competencia decepcionaban a sus entrenadores, a sus padres y a ella misma. Dijo entonces en una entrevista:
"Recuerdo que cada vez que llegaba junto a la piscina, me descubría pensando: no quiero estar aquí”.


Se había sobreexigido, se había sobreentrenado y estaba pagando las consecuencias. Estaba "acabada” como nadadora, al menos en ese momento. Era una víctima más del síndrome de burnout deportivo.


Sin embargo, no es la única famosa que lo ha sufrido. El tenista Bjorn Borg después de marcar récords en torneos ganados y ser el número uno del mundo, se retiró a la edad de veinticinco años, tras sufrir de burnout. Su retiro fue seguido por historias de drogas, bancarrotas e intentos de suicidio. También está el caso de Jennifer Capriatti, quien se ubicó entre las diez mejores tenistas del mundo y se retiró a los diecisiete años para luego vérsele involucrada con drogas y problemas legales.


La importancia de hacer hincapié en los síntomas de este síndrome, es visibilizar si existe un problema en el deportista y actuar de inmediato antes de que sea demasiado tarde.


Para evitar que empiece a desarrollarse el síndrome, es necesario promover, para el atleta, un ambiente saludable para estimular su permanencia en la práctica deportiva como ayudar a que el atleta disfrute la práctica deportiva, evitando actividades rutinarias. También hay que ayudar a que el atleta establezca su propio nivel de compromiso y motivación, realizar una adecuada planificación de las cargas de entrenamiento, tener una adecuada planificación de la competencia, buscando un balance entre triunfos y derrotas, fomentar ciclos de actividad y descanso proporcionados, fomentar una mesurada y responsable vida social. En la valoración de los resultados, es esencial que no se enfoquen tan sólo al éxito o al fracaso en la competencia.


Sin embargo, si el síndrome comenzó a desarrollarse, el necesario revertir los efectos debilitantes de los síntomas tan pronto como sea posible. El primer paso es reconocer que se padece burnout y comunicar sus dificultades a un familiar, entrenador o psicólogo del deporte. Como segundo paso, retirarse de la actividad problemática. Si los síntomas se identificaron al principio, el retiro de la actividad, es por unos días. Si el burnout está en etapa avanzada, al punto de desear suspender toda actividad, es necesario el reposo y relajación total para el bienestar del deportista. Y como tercer paso es utilizar estrategias de relajación, como el de incorporarse a actividades completamente distintas a la que se desarrolla en la actualidad.


Debemos entender que el deporte se ha visto implicado en un acelerado desarrollo que ha demandado mayor apoyo técnico, científico y psicológico. Hoy, los deportistas sostienen retos y alcanzan metas que años atrás parecían sueños, para lo cual es necesario el trabajo en conjunto de numerosas disciplinas científicas, que, como la psicología deportiva, han probado ser eficazmente necesarias si se quiere llegar a la cumbre, obteniendo no sólo el rendimiento máximo sino el mejor desarrollo personal.


En el contexto social y cultural en el que vivimos, las personas han sido erróneamente educadas para medir el valor de un individuo en función de lo bien que rinde o no en el trabajo, en el hogar, en los deportes. Es decir, una persona con un rendimiento pobre, es una persona que no tiene valor, no es exitosa.Por lo que hay que luchar constantemente contra los prejuicios y mitos que hay en torno a lo que significa la excelencia deportiva.


El síndrome del Burnout es un fenómeno social basado en un conjunto de relaciones entre los individuos. Esta lucha, que en este caso se centra en el deportista, habla de las expectativas y exigencias que hay en nuestra sociedad y cultura, acerca de lo que es el éxito deportivo. Por lo que hace que nos cuestionemos sobre de los cambios que debemos de hacer como sociedad, para evitar llevar al límite a un deportista.

Escrito el  21 Jul 2016 8:37 en Artículos Interesantes (Columna de Chimo,...)  -  Enlace permanente

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