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¿Me arbitras este partido?

¿Me arbitras este partido?

¿Me arbitras este partido?

Puede ser la pregunta más odiada en los campeonatos; siempre la hace el mismo, cara de desesperación, ojos idos, carpeta en mano llena de papeles y bolsillos llenos de bolígrafos y pelotas, o sea, el juez árbitro. Genera diásporas espontáneas que desafían la velocidad de los polos opuestos. "Es que tengo que estirar, me ducho y vengo enseguida, es que nos vamos al hotel… " Lo habitual, salimos por piernas con la excusa más peregrina y el marrón que se lo coma otro. Pero, ¿De verdad es un marrón eso de arbitrar? No sé qué opinareis vosotros pero yo lo tengo clarísimo, lo es.


La primera vez que me metieron en un fregado de estos fue –creo recordar- en 1992, ya ha llovido; yo estaba en Madrid viendo un Open Internacional, me parece que en el Abasota y el Juez Arbitro se me acercó y dándome la carpetita me dijo, "Chaval, pítame la partida de la pista 3”. Yo me voy a la pista 3 con el pecho henchido de orgullo y me encuentro a Jonas Gornerup y a Agustín Adarraga. Balbuceo primer juego, cero cero y empieza el baile. No pude hacerlo peor, con sólo dos años de squash a mis espaldas mi único mérito como trencilla era saber contar hasta 9 con cierta solvencia, más allá de eso, la nada existencial. Frente a mí, dos jugadores PSA con el culo pelado; fue un auténtico desastre, cada vez que Adarraga me miraba yo tragaba saliva y asentía mientras Jonas se subía por las paredes. Yo era consciente de que Agustín me estaba llevando al huerto, que me estaba presionando, pero sencillamente no pude hacer nada. Ganó Adarraga 3-1 y yo me fui al hotel con una depresión de caballo, jurándome a mí mismo que jamás volvería a arbitrar ni siquiera una partida de futbolín. Con el tiempo me he dado cuenta de que la culpa no fue mía sino del cabroncete que me metió en el embolado, mi único error fue no tirarle la carpeta a la cabeza cuando vi los angelitos que me esperaban en la pista 3.


Después con el paso de los años y con algo más de experiencia me he "enfrentado” boli en ristre con toritos nada fáciles de lidiar; Hansi Wiens (ex nº 8 del mundo), Jonathon Power, Borja Golán y bastantes jugadores internacionales de relevancia más modesta en torneos menores PSA y en algún Campeonato de Europa. He pasado por la indescriptible experiencia de haber arbitrado varias veces a Salvador Miró –"agradable trance” que recomiendo a cualquiera que quiera doctorarse en estos saberes- y en estos últimos 2 años me ha tocado arbitrar a todos los mejores jugadores españoles en semis y en finales de torneos nacionales y en Campeonatos de España, individuales y por equipos. No puedo decir que lo haga bien pero sí que a mis 48 años y después de más de 23 jugando y arbitrando tengo algo de experiencia. Así que cuando os vengan con la preguntita de marras –"¿Puedes arbitrarme esta partida?”-, aparte de no huir, os doy mi opinión sobre 4 cosillas que a lo mejor os pueden ayudar.


En primer lugar, tratad de no tener un papel estelar, las partidas las protagonizan 2 personas, no tres. En la medida de lo posible intentad trabajar con un perfil bajo, pasad desapercibidos salvo que la actitud de los contendientes lo haga imposible. No uséis los recursos sancionadores del reglamento salvo que sea imprescindible, interpretad con criterio laxo y generoso la "libertad de expresión” de los jugadores.
Segundo, sed rápidos a la hora de tomar decisiones, no os alarguéis demasiado pensando –ni se os ocurra morder el boli, canta mucho- porque los jugadores se os echarán encima apelando ambos y condicionándoos: cuanto antes tomas una decisión y más alto la transmites, más fácil resulta que la acepten.
Tercero, mantén siempre el mismo criterio; si eres estricto con los no-lets o concedes fácilmente los strokes, que sea igual para los dos. Poco a poco los jugadores sabrán a qué atenerse y acertado o no tus decisiones serán más justas.

Muchas veces en cuanto tomas una decisión en un partido por dentro sabes que te has equivocado, que se te ha calentado la boca concediendo o negando algo, que te has precipitado; el problema es que no puedes volverte atrás porque supondría una merma a tu autoridad. En esos casos, mantente firme pero, por favor, no trates de compensar tu error en un momento posterior –rollo "a la próxima le echo una mano”-; ni se te ocurra, es el principio del fin, simplemente asume tu error y trata de no equivocarte más. Piensa que si el perjudicado pierde la partida no es por la labor arbitral sino por su culpa.

Por último, y esto supongo que generará bastantes opiniones en contra –sobre todo la de mi amigo Patxi-, yo trataría de no ser excesivamente reglamentista, mirad menos la normativa y tirad más de sentido común. No digo que, por supuesto, no haya que respetar la letra de la ley pero hay situaciones que se solucionan mejor y de forma más justa con juicios más salomónicos que técnicos. Patxi se sentiría más cómodo si pudiese arbitrar con el reglamento en la mano, parando el partido para ver en qué artículo y en que párrafo se alumbra la solución a la jugada dudosa –de hecho, os adjunto foto de Patxi en acción-, yo creo, en cambio, que a veces es más sano tener poca memoria.

Escrito el  29 Mar 2016 11:00 en Artículos Interesantes (Columna de Chimo,...)  -  Enlace permanente

Comentarios

Mucha razón tiene Chimo. Soy un poco la excepción porque también he arbitrado muchos partidos de competición aunque de menor importancia. Hay problemas y resolverlos cuesta. Son buenos y acertados los consejos expuestos. Y en mi condición de árbitro iluso creo que para mejorar este glorioso deporte hay que destacar y ensalzar la labor de los árbitros y su gran contribución al desarrollo del juego y en general diversión de los jugadores. Siempre con humildad y aprendiendo... Gracias Chimo
Redactado por: Jorge Soriano - 29 Mar 2016 12:02

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