Al entrar ya en el mes de marzo, los corredores de montaña van afinando poco a poco sus respectivos estados de forma. Los objetivos de la temporada van acercándose paulatinamente y es tiempo de acabar de alcanzar ese estado de forma que buscamos a través de la preparación física.
Por un lado, hay corredores que se fijan uno o más objetivos principales, en los que buscarán estar en plena forma, lo que se conoce como "Pico de forma”, en el que se busca alcanzar el máximo rendimiento en una fecha muy concreta, por lo que toda la preparación queda supeditada a un solo fin de semana.
Por otro lado, hay otros corredores que buscan estar en una buena forma a lo largo de un periodo de tiempo más largo, algunos meses, para poder afrontar varias competiciones, si bien no en nuestro máximo nivel posible, sí a un nivel que nos permita ser competitivos a lo largo de diversas competiciones.
Entre ambas formas de entender el entrenamiento no tiene que haber fricciones, sino que cada estilo se adapta al corredor en cuestión, o incluso, dependiendo de los objetivos de la temporada, se puede cambiar uno por otro.
Pico de forma.
Esta forma de entrenar busca que nuestro cuerpo esté a pleno rendimiento durante un momento de la temporada, generalmente muy preciso y, por tanto, corto. Todo el trabajo anterior está enfocado a ser capaces de rendir al máximo en la fecha propuesta, por lo que el resto de competiciones que hagamos antes deberán subordinarse al pico de forma.
Esto quiere decir que en competiciones previas al pico de forma, estas tendrán más un papel de entrenamiento de calidad, manteniendo las variables típicas, como los umbrales aeróbico y anaeróbico, muy controladas.
Pero, ¿cuántos picos de forma podremos lograr en una misma temporada? Los corredores de élite, que dedican horas y horas a entrenar, suelen lograr más de un pico de forma, ya que cuentan con todo lo necesario para ello. En el caso de los populares, lo más normal es que consigan uno o dos picos de forma como máximo.
El proceso más común para conseguir un pico de forma suele ser comenzar por el trabajo de volumen, acumulando kilómetros y horas, sin tener en cuenta la intensidad. Este trabajo suele durar entre dos y tres meses y da paso al trabajo de calidad, en el que, durante uno o dos meses, se primará la intensidad, además de la cantidad. El último proceso antes de llegar al pico de forma será el tapering, es decir, la reducción de carga de entrenamiento para que el organismo llegue descansado y en plenas condiciones al Día D.
Como se puede, ver, este tipo de entrenamiento requiera una gran planificación, con salidas muy preparadas y estudiadas, de forma que el proceso se realice progresivamente y no se salte ninguna etapa, de forma que lleguemos a estar al 100%.
Meseta de buena forma.
En el trail running, son muchos los que, en lugar de encontrar uno o dos picos de forma, prefieren mantenerse durante más tiempo en un estado de forma no tan bueno, pero sí muy bueno, suficiente para encarar gran parte de la temporada de competiciones y lograr un rendimiento positivo en todas ellas.
Con este tipo de trabajo, nunca podremos lograr el mismo rendimiento que estando en un pico de forma, pero puede ser una opción muy positiva para aquellos que prefieran poder competir en muchas carreras a lo largo de la temporada manteniendo un nivel suficiente para cumplir con sus propios objetivos personales.
Para este tipo de entrenamiento no es tan necesaria una planificación exhaustiva y estudiada, sino que bastará con mantener los mismos parámetros de trabajo, modificándolos teniendo en cuenta nuestro próximo objetivo, su duración y kilometraje, por lo que aumentaremos o disminuiremos la carga de trabajo.
Entrenamiento mixto.
Otra opción a la mano de un corredor es la de dividir su temporada en dos; en la primera mitad se puede fijar un objetivo concreto, en el que quiera lograr un pico de forma, y subordinar todo su trabajo hacia ese objetivo. Tras esto, la segunda mitad de la temporada puede optar por mesetas de buena forma para poder competir en más carreras, aunque sin el rendimiento que ha obtenido en su objetivo principal de primera mitad de temporada.
Sea como sea, lo importante es tener claro cómo va a ser nuestra temporada, de forma que siempre que entrenemos lo hagamos de la forma más positiva para el cumplimiento de nuestros objetivos. Lo ideal, como es normal, es contar con la ayuda de un entrenador profesional que nos estructure nuestro entrenamiento alrededor de nuestros objetivos, aunque, como siempre, lo más importante es disfrutar de lo que hacemos.
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